Los resultados de una reciente investigación sobre toxoplasmosis en mujeres embarazadas en Panamá, desarrollado por el Instituto de Investigaciones Científicas Avanzadas y Servicios de Alta Tecnología (INDICASAT-AIP) bajo autoría de la Dra Zuleima Caballero reflejan la relevancia y necesidad de la prevención de la toxoplasmosis congénita para evitar las diversas condiciones patológicas derivadas de esta enfermedad desde el nacimiento o edades tempranas.
De acuerdo con la investigación, en la que participaron de manera voluntaria 2,326 mujeres embarazadas de la Clínica de Alto Riesgo del Hospital Santo Tomás, el porcentaje de seroprevalencia (infección activa) del parásito Toxoplasma gondii en las mujeres embarazadas del estudio fue de 44.41%, porcentaje considerado alto acorde con las cifras reportadas por otros países de América Latina, que oscilan entre el 35.8% y el 60%. Este porcentaje de seroprevalencia nos indica que existe una alta exposición al parásito y que la transmisión es bastante efectiva.
Lo más relevante, detalla el estudio, es que cada año se registran en el país un estimado de cuatro casos de toxoplasmosis congénita por cada 1000 nacidos vivos.
“Si consideramos que en Panamá nacen alrededor de 70 mil niños al año, pudiéramos estar hablando de 280 casos de toxoplasmosis congénita anuales, de los cuales un cierto número de ellos pudieran presentar secuelas de la enfermedad en algún momento de la vida”
explica la Dra. Zuleima Caballero, investigadora de INDICASAT AIP y autora del estudio, el cual fue financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) y Roche Diagnostics International Ltd.
La infección materno-fetal por Toxoplasma gondii puede generar graves consecuencias durante el desarrollo del feto, entre las más importantes podemos mencionar: hidrocefalia, microcefalia, problemas neurológicos graves y problemas oculares, entre otras patologías de gravedad. Estas secuelas pueden producirse si no se efectúa el diagnóstico y tratamiento oportuno, destaca la Dra. Caballero. En este estudio se observó que el 87.71% de las mujeres con más de 20 semanas de embarazo, no tenían ninguna prueba serológica para la detección de este parásito, a pesar de que estas pruebas son parte del protocolo de tamizaje que toda embarazada debe realizarse en Panamá. Lo interesante ahora, agrega la Dra. Caballero, es indagar en los factores que interfieren en la realización de dichas pruebas, con el objetivo de dar luces al sistema de salud y poder intervenir oportunamente para prevenir la discapacidad causada por esta enfermedad, ya que la toxoplasmosis congénita es prevenible.
La investigación también detectó que un alto porcentaje de mujeres embarazadas (55.58%) en edad fértil, se encuentran en riesgo de una infección primaria, y de desarrollar una infección aguda durante el embarazo, por lo que la realización oportuna de la prueba de toxoplasmosis en embarazadas es extremadamente importante.
En materia de prevención, una de las medidas más importantes para evitar la infección con este parásito, es cuidar el consumo de alimentos, procurando que las carnes estén bien cocidas y las frutas y vegetales bien lavados. Por lo tanto, la principal fuente de infección es por medio de la ingestión de alimentos, no los gatos domésticos, como se suele pensar. La Dra. Caballero lo explica: “Hay muchos mitos respecto a los felinos y el parásito Toxoplasma gondii. Es cierto que los gatos cumplen un rol importante dentro del ciclo de vida del parásito, pero ellos no son la principal fuente de infección. Cuando los felinos se infectan por primera vez con el parásito Toxoplasma gondii, atraviesan una fase en la que liberan en sus heces una forma del parásito llamada ooquistes, los cuales no son infecciosos al momento de ser liberados, pues requieren aproximadamente de unas dos semanas para madurar y volverse peligrosos. Entonces, si las heces del animal son limpiadas de la caja de arena de forma diaria, la probabilidad de infección por el gato es muy bajo”.
El estudio de la Dra. Caballero se titula “Seroprevalencia de Toxoplasma gondii en mujeres embarazadas y recién nacidos” y fue desarrollado para contar con evidencia científica que respalde el trabajo de prevención de esta enfermedad en grupos que resultan vulnerables, como las mujeres embarazadas o personas con un sistema inmunológico comprometido