La investigadora May Dixon descubrió que los murciélagos que comen ranas reconocen tonos que les indican un premio en comida hasta cuatro años después
Hay ciertas habilidades que, una vez adquiridas, pocas veces tenemos que aprenderlas nuevamente, como montar bicicleta o mirar a ambos lados antes de cruzar una calle. La mayoría de los estudios sobre aprendizaje y memoria a largo plazo en la naturaleza se enfocan en un puñado de especies de animales. Ahora, en una publicación en Current Biology, investigadores trabajando en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) comparten el primer reporte de memoria a largo plazo en murciélagos de labios con flecos (Trachops cirrhosus).
“Los murciélagos de labios con flecos son un excelente organismo modelo emergente para estudiar ecología cognitiva y sensorial, el aprendizaje es una gran parte de sus vidas”
explicó la bióloga M. May Dixon, autora principal de la publicación, quien acaba de terminar su doctorado en la Universidad de Texas en Austin.
La habilidad de estos murciélagos para aprender y retener información significa que cuando cazan ranas, su principal presa, no tienen que reaprender continuamente cuáles llamados indican una rana comestible, venenosa o demasiado grande para transportar.
Dixon y colegas entrenaron a 49 murciélagos silvestres a reaccionar a tonos de llamada de teléfono celular reproducidos a través de bocinas. Los murciélagos que reaccionaron a dos de los tonos encontraron un premio de pescado sobre la bocina cada vez, pero cuando reaccionaron a otros tres tonos, nunca recibieron premio. Rápidamente aprendieron a volar a la bocina cuando los tonos indicaban comida, y a no responder a los otros tonos. Luego se les colocó microchips a los murciélagos y fueron liberados en el Parque Nacional Soberanía en Panamá.
Los investigadores recapturaron ocho de los murciélagos entrenados entre uno y cuatro años después, y al reproducir nuevamente los sonidos experimentales, los murciélagos reconocieron y reaccionaron a los dos tonos de llamadas premiados hasta cuatro años después. Para comparar, el experimento incluyó 17 murciélagos de labios con flecos no entrenados, los cuales usualmente movieron sus orejas atentamente, pero no volaron al oír los sonidos.
Los tonos de llamada que escogieron para los experimentos, una alerta de mensaje de texto entrante y el sonido de desbloqueo de alarma de un carro, debían ser obviamente generados por humanos, para que los murciélagos no los oyeran por casualidad en la naturaleza, pero suficientemente parecidos a un llamado de rana para que los murciélagos se interesaran.
En cuanto a los tonos descartados o los no premiados que los murciélagos aprendieron a ignorar, los investigadores reprodujeron uno de ellos a los murciélagos recapturados, y seis de los ocho murciélagos entrenados se acercaron al oírlo.
“STRI ha sido la base para muchísima investigación hecha con murciélagos. Han reunido una gran base de datos sobre los murciélagos de labios con flecos, sobre experimentos hechos con estos, qué estímulos han utilizado, así que si capturas un murciélago que ha sido capturado antes, ya tienes toda su historia. Hay pocos lugares en el mundo donde puedes tener esa cantidad de detalles,” dice Dixon. “Yo pasé de apreciar a los murciélagos sin pensar que eran particularmente interesantes, a darme cuenta de que son pequeñas criaturas muy complejas, con grandes personalidades y formas muy cautivadoras de interactuar con el mundo.”