El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966 de las Naciones Unidas reconoce la educación como un derecho. Clave para el desarrollo personal y el futuro de las sociedades, porque abre oportunidades y reduce las brechas de desigualdad. En países como Panamá, México y Colombia se desarrollan reformas institucionales con el objetivo de alcanzar un sistema educativo más eficiente y acorde a las necesidades y demandas tanto globales como locales.
La educación tiene un impacto social altamente significativo en la transformación de la sociedad y, se ve reflejada en su calidad de vida, por eso, a pesar de los grandes aportes que hicieron las mujeres en la educación, las cifras no son muy alentadoras. De acuerdo con el informe “Brechas de Género en América Latina” del año 2019, del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), uno de cada tres hogares es liderado por una mujer con bajos niveles educativos.
En América Latina, el 26% de las niñas de 12 a 17 años no completó sus estudios primarios y casi un 43% de las jóvenes de 18 a 23 años no culminó la secundaria. Esto se ve reflejado en que hoy de cada 10 trabajadores de entre 25 y 54 años, solo 4 son mujeres.
Sin embargo, el área de la educación se destaca históricamente por la participación de las mujeres. “La sensibilidad y el sentido social que logran desarrollar las mujeres en el rol educativo permiten que se fortalezca la reflexión y la libertad de expresión de los estudiantes”, señaló Natalia Tieso, directora de la red de escuelas Maple Bear en Latinoamérica, donde el 90 % de la plana docente es femenino, además de las mujeres propietarias de cada una de sus escuelas, las coordinadoras y profesionales administrativas que suman cerca de un 80%.
En Panamá, según las últimas estadísticas publicadas por el Ministerio de Trabajo (2019), hay 108,910 educadores, de los cuales 36,620 son hombres y 72,290 son mujeres.
Esta cifra se repite en todo el continente: en promedio más del 70% de los profesionales de la educación básica y media son mujeres.
“Este 8 de marzo, cuando se conmemora el Día Internacional de la Mujer, es importante detenernos y preguntarnos: Cuántos profesionales que hoy lideran distintas áreas en el mundo están en deuda con alguna docente que les transmitió sus conocimientos y les ayudó a desarrollar su potencial creyendo en ellos”,
Natalia Tieso
“Actualmente el rol de las maestras ha cambiado y ha pasado de ser ‘gurú del conocimiento’ a facilitadora de aprendizaje, una mentora”.
En un mundo cada vez más exigente, tanto con los formadores como con los estudiantes, la introducción de más áreas de competencias como el inglés, amplía las posibilidades de un futuro productivo y más oportunidades laborales. “Por ello -Natalia Tieso concluye- encontramos en las educadoras siempre la mejor disposición personal y profesional, porque saben que los niños que están formando son la base que asegura la construcción para la educación del futuro. Es importante contar con un equipo que forme personas y potencie sus habilidades para ser los mejores ciudadanos y ciudadanas, en su distrito, en su país, en la región y en el mundo».