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Comunidad de Chepigana se une para la protección y conservación de la tortuga marina

La Organización Protectora de la Tortuga Marina y la Biodiversidad de Jaqué trabajo en el cuidado y crear conciencia en la preservación de esta especie destacando su importancia y aporte a la biodiversidad marina. Las tortugas marinas están protegidas en Panamá actualmente bajo la Ley 8 de 4 de enero de 2008 “Que aprueba la Convención Interamericana para la Protección y Convención de las Tortugas Marinas, suscrita en Caracas, Venezuela 1 de diciembre de 1996”. Darién, 20 de diciembre 2024. El Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE) y la Organización Protectora de la Tortuga Marina y la Biodiversidad de Jaqué en el distrito de Chepigana, provincia de Darién desarrollan una serie de iniciativas en pro de la protección y conservación. Entre las labores de esta organización destacan monitoreo, recolección y reubicación de huevos de tortugas, repoblación de mangle, limpieza de playas, jornada de sensibilización en las escuelas y el festival de la tortuga en el mes de septiembre. Esta Organización de Base Comunitaria (OBC) conta de 15 miembros y voluntarios, y un programa de inclusión para personas con discapacidad. Loira Castillo, de la sección de Cultura Ambiental de MiAMBIENTE en Darién señaló que “esta OBC se distingue por su firme compromiso con la gestión ambiental, realizando monitoreos nocturnos en las playas de anidación para prevenir el robo de los huevos. El esfuerzo de los voluntarios ambientales resalta la importancia de la colaboración y el apoyo mutuo, factores clave para asegurar la continuidad de esta tarea”. Yeirin Liseth Mosquera, presidenta de la Organización Protectora de la tortuga marina y la biodiversidad de Jaqué destacó que “en esta parte del país podemos encontrar la tortuga carey, verde y lora y gracias al apoyo y guía del Ministerio de Ambiente nos hemos unido para la creación de esta Organización de Base Comunitaria”. Mosquera también mencionó la labor del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT), Tropi Star, IPSA S.A. y a los moradores de la comunidad. La Organización Protectora de la Tortuga Marina y la Biodiversidad de Jaqué ya se cuenta con la habilitación de una casa para el desarrollo de la labor que realizan y recinto para los visitantes que requieran realizar investigaciones de estas especies. Por su parte, Leonardo Bustamante, voluntario de la organización destacó “Es una gran labor que hacemos en Jaqué en la protección de la tortuga marina, la siembra de mangle y muchas otras cosas que hacemos en la organización, hurtar los huevos de esa especie y tirar basura en las playas no es conveniente para nuestra biodiversidad”.

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Comportamiento de las tortugas baulas: ¿Quedarse cerca de casa o cruzar el océano?

Un nuevo estudio encuentra que las tortugas baulas tienden a migrar en lugar de buscar alimento cuando los niveles de clorofila, productividad primaria y temperatura de la superficie del mar son más bajos. Las tortugas laúd o tortugas baulas son superlativos de la natación: son más grandes, más viejas, se sumergen más profundamente y migran más lejos que cualquier otra tortuga marina. Los investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales etiquetaron a 30 tortugas y rastrearon sus movimientos durante tres años para revelar vínculos entre las condiciones ambientales, la migración y los comportamientos de búsqueda de alimento. Después de que los investigadores etiquetaron a las tortugas en las zonas de anidación en la provincia panameña de Bocas del Toro, el 55% se desplazó hacia el norte, hacia Canadá y el Reino Unido, probablemente siguiendo a las presas estacionales hacia aguas más frías. El resto (45%) permaneció en el Golfo de México y Florida, un punto de alimentación de tortugas marinas bien establecido. Una vez que los investigadores descubrieron dónde pasaban el tiempo las tortugas, se centraron en cómo estas tortugas pasaban su tiempo. Utilizando algoritmos y modelos existentes que comparaban la ubicación, la velocidad y la dirección de las tortugas, el equipo preguntó si las tortugas estaban buscando comida o migrando en un momento dado. Descubrieron que las tortugas baulas pasaban un poco más de la mitad de su tiempo buscando alimento (52.5%), y el 47.5% restante de su tiempo migrando. Utilizando datos ambientales de sensores remotos, los investigadores compararon cada punto en los mapas de migración con cinco variables ambientales: clorofila, productividad, temperatura de la superficie del mar, corrientes marinas y presencia de remolinos. Luego preguntaron si las diferencias en cada uno hacían más probable que las tortugas baulas cambiaran su comportamiento entre la alimentación y la migración. Descubrieron que las tortugas tienden a buscar más alimento cuando la clorofila, la productividad primaria (básicamente, el nivel de fotosíntesis) y la temperatura de la superficie del mar eran más altas, mientras que las tortugas migraban más cuando estos niveles eran más bajos. De los cinco factores considerados, la clorofila fue el predictor más significativo del comportamiento de búsqueda de alimento. La productividad también fue un predictor significativo del comportamiento de búsqueda de alimento, pero solo marginalmente. La presencia de clorofila y otros nutrientes en el agua puede ser un indicador de que las medusas, uno de los alimentos favoritos de las tortugas, son abundantes. «Usamos la clorofila y la productividad para predecir posibles floraciones de medusas, que son el verdadero alimento de las tortugas», dijo Héctor Guzmán, autor principal del estudio y biólogo marino del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI). La temperatura de la superficie del mar, las corrientes y los remolinos pueden afectar la disponibilidad de alimento para tortugas. Cuando las tortugas se encontraron en remolinos, el 69% de ellas decidió buscar comida mientras que el resto migró, lo que indica que las tortugas baulas probablemente explotan los remolinos para encontrar comida. Rocío Estévez, coautora del estudio e investigadora becaria en STRI, se sorprendió cuando los análisis no mostraron una relación significativa entre la temperatura de la superficie del mar y el comportamiento de las tortugas baulas. «Cuando descubrimos que la temperatura de la superficie del mar no se correlacionaba con el comportamiento animal, reconsideramos el impacto de la temperatura en la actividad de las especies marinas y observamos otros factores ambientales que podrían ser más importantes en la configuración del comportamiento». Sin embargo, después de profundizar en el comportamiento de una tortuga específica (tortuga 486), encontraron una relación positiva entre la búsqueda de alimento de una tortuga y las temperaturas más bajas de la superficie del mar. «Al centrarnos en un solo animal, descubrimos patrones de comportamiento únicos que conjuntos de datos más extensos podrían pasar por alto, como estrategias específicas de búsqueda de alimento, preferencias de hábitat y respuestas a condiciones temporales», señaló. A través de este estudio, los autores vieron que los factores oceanográficos influyen en las rutas migratorias de las tortugas baulas adultas que migran desde Panamá, ya sea dando forma directamente a sus patrones de movimiento o cambiando la distribución de su alimento. Teniendo en cuenta los impactos inciertos del cambio climático en la dinámica física y ecológica del océano, el calentamiento de las temperaturas globales puede conducir a la expansión hacia el norte de las áreas de alto uso de las tortugas baulas a medida que siguen a sus presas hacia aguas más frías. Sin embargo, la predicción es compleja y tiene en cuenta diferentes factores físicos y ecológicos. Los datos satelitales de este estudio mostraron que estas 30 tortugas originarias de una colonia en Bocas del Toro, Panamá, pasaron por las zonas económicas exclusivas de 26 países, así como por aguas internacionales. «Las extensas rutas migratorias de estas tortugas, que atraviesan aguas internacionales y nacionales, ponen de manifiesto las complejidades de la conservación transfronteriza y la necesidad de compartir datos y metodologías de investigación», escriben los autores. «El ciclo de vida de las tortugas baulas es un viaje desalentador. Recorren miles de kilómetros anuales para reproducirse y alimentarse», enfatiza Guzmán. Las tortugas baulas están catalogadas como «Vulnerables» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) debido a los cambios causados por el hombre. «Nuestra investigación revela que migran a dos áreas cruciales del Caribe y el Atlántico nororiental. Su comportamiento migratorio de alto riesgo expone constantemente a esta población de tortugas baulas al peligro de las redes de pesca, las colisiones con embarcaciones, la contaminación y, lo que es más importante, la caza y la captura ilegal de huevos en el sitio de anidación. Durante el marcaje de estas extraordinarias criaturas, fuimos testigos de su vulnerabilidad, ya que las actividades ilegales seguían amenazándolas». Los autores señalan las Áreas Marinas Protegidas para ayudar a reducir el conflicto en curso entre las tortugas baulas y los humanos. Estos resultados ponen de relieve el «enfoque holístico» necesario para comprender los impactos del calentamiento climático en

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Comunidad de Bijagual en Antón protegen la tortuga Golfina

En Antón se sembarron huevos y se liberaraon 50 neonatos de tortuga Golfina (Lepidochelys olivácea) en la playa Juan Hombrón. Esta acción se desarrolló en colaboración entre MiAmbiente y Federico Berdores, residente en la comunidad de Bijagual, quien se encarga de custodiar a esta especie de tortuga y sus huevos, indicando que encontró los huevos expuestos a los depredadores en la playa de Los Azules y decidió cuidarlos. Berdores, compartió su experiencia y conocimientos, destacando la importancia de la conservación y el papel que cada individuo, puede desempeñar. La comunidad de Bijagual mostró un gran entusiasmo y compromiso, demostrando que la conservación de la biodiversidad es una responsabilidad compartida. La tortuga Golfina (Lepidochelys olivácea) es la más pequeña de las tortugas marinas, puede medir hasta 70 cm y pesar alrededor de 40 kilos. Se distribuye por la mayor parte de los mares tropicales del mundo y de adultos presentan un color verde olivo. El caparazón tiene forma de corazón o redondeado. Esta especie ha sido clasificada como especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), organismo de la cual Panamá forma parte.

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Descubren tortuga fósil que vivió hace 6 millones de años en Panamá con posibles restos de ADN.

Actualmente, hay solo siete especies de tortugas marinas, dentro de ellas está el género Lepidochelys con dos especies que incluyen las comúnmente conocidas, tortuga olivácea y la tortuga lora. A pesar de ser de las tortugas marinas más habituales en gran parte del mar Caribe y otros lugares del mundo, poco se conoce sobre fósiles de este grupo de tortugas que puedan indicar aspectos de su evolución. Un fósil encontrado en la costa Caribe de Panamá representa el mejor conocido hasta ahora de las tortugas Lepidochelys. Los restos del caparazón de la tortuga que vivió hace aproximadamente 6 millones de años fueron estudiados por un equipo de paleontólogos liderados por el Dr. Edwin Cadena de la Universidad del Rosario en Bogotá, Colombia quien es a su vez investigador asociado del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales con sede en Panamá. «Además de lo interesante que es encontrar el registro más antiguo de las tortugas Lepidochelys, hay algo fascinante que descubrimos en los huesos fósiles de esta tortuga y es la preservación de células llamadas osteocitos y dentro de ellas estructuras similares al núcleo de la célula que reaccionan con una solución llamada DAPI indicando la presencia de restos de ADN en ellas. Algo, que solo se había reportado anteriormente en un fósil de dinosaurio en todo el registro fósil de vertebrados del planeta» puntualiza el Dr. Cadena. A su vez, esto indica que los vertebrados fósiles preservados en la costa Caribe de Panamá tienen una importancia enorme no solo para entender la biodiversidad pasada en el momento del surgimiento del Istmo de Panamá, sino también para entender la preservación de tejidos blandos y posibles constituyentes originales de los mismos como lo son proteínas y ADN, un campo emergente conocido como Paleontología Molecular. Esta investigación fue producto de la cooperación que existe entre el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario, y fue publicada hoy en la revista Journal of Vertebrate Paleontology. El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en ciudad de Panamá, Panamá, es una unidad de la Institución Smithsonian. El Instituto promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, capacita estudiantes para llevar a cabo investigaciones en los trópicos, y fomenta la conservación mediante la concienciación pública sobre la belleza e importancia de los ecosistemas tropicales.

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Tortugas golfinas llegan a la playa la Marinera en Los Santos

La Reserva Playa La Marinera en Los Santos, hasta el momento ha registrado unas 8 mil 634 tortugas marinas de la especie Lora o golfina (Lepidochelys olivácea). Estos reptiles emergen del océano pacifico para dejar en tierra su más preciado aporte a la naturaleza: sus huevos (futuros neonatos). En esta primera arribada se pudo contabilizar unas 8 mil 634 tortugas marinas cifra que demuestra los esfuerzos que realizan el equipo de profesionales conformados por guardaparques, biólogos, moradores, estudiantes, técnicos y demás que integran este equipo. “Día a día llevan adelante la preservación y protección que cuenta esta área protegida dentro del pacifico panameño» Destacó Elida Bernal, directora regional de MiAMBIENTE Los Santos. Esta área protegida, ubicada en Guánico Abajo del distrito de Tonosí, es un espacio de zona costera pequeño, considerado también como un laboratorio para el estudio de datos sobre la conservación y protección de la tortuga marina de la provincia. “El lugar es un referente para otras áreas costeras del país que comparten este importante regalo de la naturaleza como lo son los desoves de tortugas marinas”, agregó Bernal. Wilfredo Poveda, biólogo encargado del área Protegida Playa La Marinera, señala que se ha realizado el marcaje externo a tortugas para observar patrones de reanidación en las próximas arribadas y en la toma de datos biométricos para conocer la talla de las tortugas que anidan en el área protegida. Además, se mantiene el monitoreo de la temperatura en toda la playa para observar el impacto del fenómeno del niño en la incubación de los nidos, agrego Poveda. El biólogo dijo que se da el monitoreo constante durante el proceso de la arriba es primordial para evitar anomalías que pongan en riesgo la anidación normal de los especímenes; para ello el Ministerio de Ambiente cuenta con guardaparques que supervisan en turnos rotativos esta zona. Las tortugas marinas se encuentran en peligro de extinción, debido a una desmedida e ilegal captura de ejemplares adultos, así como al saqueo de sus huevos en las playas de anidación, ya que esta especie es un enlace fundamental con los ecosistemas marinos. Ayudan a mantener la salud de los lechos de pastos marinos y los arrecifes coralinos, que benefician a especies con valor comercial, como el camarón, la langosta y el atún.

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