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Un estándar global para el almacenamiento de carbono forestal requiere mediciones terrestres

Para crear un estándar global para el almacenamiento de carbono en los bosques, necesitamos botas sobre el terreno. El sistema de parcelas forestales GEO-TREES ofrece esto de inmediato: establecer un método único para la estimación del carbono forestal en los sitios de estudio forestal existentes en el terreno en todo el mundo. Por medio del registro de las características físicas de un área desde el espacio, los satélites mapean los bosques de todo el mundo y estiman cuánto dióxido de carbono (el principal gas de efecto invernadero que causa el calentamiento global), absorben estos bosques. Sin embargo, los sensores satelitales deben calibrarse y las estimaciones resultantes obtenidas deben ser validadas de forma independiente por otra fuente, para asegurarse de que sean lo más precisas posible. Este es el objetivo de GEO-TREES, un sistema lanzado en el 2023, que coordina a los investigadores de los sitios de estudio forestal existentes en todo el mundo para mapear y rastrear el carbono forestal casi en tiempo real y verificar las estimaciones basadas en imágenes satelitales, desde cero. Estas mediciones se utilizarán para desarrollar una fórmula global estándar para calcular el almacenamiento de carbono forestal. No todos los bosques son iguales. Los bosques tropicales son muy diversos, y las diferentes especies de árboles almacenan diferentes cantidades de carbono. Por lo tanto, para calcular la cantidad de carbono que puede absorber un árbol en particular, necesitamos medir los árboles, cada uno a mano. Lo que ahora se conoce como ForestGEO comenzó con una sola parcela de 50 hectáreas establecida en 1982 por el ecólogo y taxónomo Robin Foster y el biólogo Stephen Hubbell, en Isla Barro Colorado (BCI por sus siglas en inglés), la primera estación de investigación de STRI, ubicada en el embalse de agua dulce del Canal de Panamá. Trabajando con Aguilar y el técnico de investigación Rolando Pérez, quien se unió en 1986, fueron pioneros en la metodología para realizar censos de bosques tropicales para crear una base de datos de dinámicas forestales. Este proyecto se denominó Proyecto de Dinámica del Bosque Tropical, que más tarde incluyó parcelas de una hectárea alrededor de la cuenca del Canal de Panamá. En la década de 1990, se estableció el Centro de Ciencias Forestales del Trópico (CTFS), que incluía parcelas en Asia, África y América del Sur. CTFS se convirtió en ForestGEO con la adición de las parcelas de bosque templado en los EE. UU. en 2013, y con el científico de STRI Stuart Davies como director, y ahora coordina 78 sitios de investigación forestal en las Américas, África, Asia, Europa y Oceanía. Con más de 40 años de experiencia acumulada en monitoreo a largo plazo, ForestGEO es también la base de datos más confiable y precisa sobre ecología forestal y dinámica forestal. Desde abajo Los árboles que miden hasta un centímetro de diámetro a una altura de 1.30 metros son lo suficientemente grandes como para producir biomasa leñosa (tronco, ramas, hojas, corteza), que es la que captura el carbono. Pero las condiciones climáticas y la dinámica del bosque también juegan un papel importante en la cantidad de carbono que los árboles pueden absorber. Por lo tanto, tener un lugar designado para estas observaciones, con décadas de datos recopilados previamente, es útil. «El propósito de estas parcelas es ser una herramienta fácil y accesible para que los investigadores estudien las plantas, vean patrones, y realicen experimentos. Cualquiera que sea la especie que estés buscando, ya está en la parcela, etiquetada, mapeada y catalogada», dijo David Mitre, gerente de investigación de ForestGEO. «Esto también hace que los datos sean consistentes, verificables, precisos y confiables. Cada vez que hacemos el censo, queremos tener los datos más confiables y consistentes, siempre». Realizar un censo forestal no es fácil; requiere mucho entrenamiento, buena condición física, resistencia mental, un buen sentido de orientación y suficientes conocimientos botánicos para diferenciar las especies de árboles. Después de un período de meses de preparación para cada censo, los miembros del equipo caminan a las parcelas temprano todas las mañanas durante diez meses, miden cada árbol, recopilan los datos y dan mantenimiento a la parcela. Este censo se realiza cada cinco años. Hasta hace poco, los técnicos tenían que recoger los datos en formularios y mapas impresos en papel, y luego entregar esos documentos a la gestora de la base de datos, Suzanne Lao, en la oficina; después de que Lao «limpiara» los datos y detectara cualquier error, como marcar la ubicación incorrecta de un individuo existente u olvidarse de medir algo, el equipo tenía que volver a salir, corregir los errores, recopilar los datos que habían omitido, completar los espacios que habían dejado en blanco y luego volver a enviarlos. Esto se repetía hasta que los datos fueran correctos y aún pasaba por más revisiones por parte de Pérez y Aguilar y finalmente por parte de Davies; luego estaba listo para ser publicados, meses y, a veces, incluso hasta un año después. Hoy en día el proceso es mucho más ágil; después de algunos intentos de utilizar otros sistemas, el equipo decidió utilizar ArcGIS (la plataforma para el software del Sistema de Información Geográfica). Dado que el censo del 2020 tuvo que posponerse debido a la pandemia de COVID-19 y Panamá estaba bajo un estricto confinamiento, el equipo tuvo la oportunidad de trabajar en migrar todo a la plataforma; Mitre trabajó de manera remota con el experto en SIG de STRI, Milton Solano, para desarrollar un formulario SIG para el censo, básicamente transfiriendo y traduciendo la metodología que se desarrolló en el campo a un formato digital; en lugar de anotar todos los datos en papel, el equipo ahora usaría iPads para llenar los formularios. Además de hacer que la recolección de datos censales sea más rápida y precisa, con menos errores en el camino, este sistema también permite que los datos estén disponibles con antelación. Dinámica forestal Al igual que las parcelas y las mediciones del terreno se han convertido en la piedra angular de GEO-TREES y la cartografía satelital, la

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Wanda Díaz y B.o.B. cumplen 1 año de trabajar en el Río Juan Díaz

La Asociación Marea Verde de Panamá anunció que hoy se cumple un año desde que inició la operación de Wanda Díaz, una rueda hidráulica que recoge desechos sólidos flotantes en el Río Juan Díaz. En septiembre de 2022, Marea Verde inició la operación de Wanda Díaz, la primera rueda hidráulica en América Latina, que atrapa desechos sólidos flotantes del río previniendo que lleguen al mar. Desde entonces, se han recolectado y clasificado para su correcta disposición, 190,000 libras (95 toneladas) de desechos flotantes más 31,000 libras (alrededor de 16 toneladas) de plástico que han llegado al río. Para realizar este trabajo, Wanda Díaz utiliza energía hidráulica y paneles solares asegurando una operación sostenida y limpia. Además, cuenta con un sistema de cámaras para generar imágenes y datos que permitan, a través de Inteligencia Artificial, analizar y categorizar los desechos. También a través de estudios biofísicos, imágenes con drones y encuestas socioeconómicas, Marea Verde genera datos que estarán a disposición de autoridades locales y comunidades para el desarrollo de políticas públicas y programas que resuelvan el grave problema de la generación y disposición de residuos en el país. En paralelo al trabajo de Wanda y B.o.B. y con el apoyo de las comunidades, Marea Verde adelanta un programa de sensibilización y educación ambiental que tiene como propósito entender los patrones de comportamiento de las comunidades aguas arriba de la cuenca del río Juan Díaz e incidir en el manejo de desechos sólidos y en la promoción de una cultura de reciclaje en la población. Desde enero de 2022, Marea Verde ha involucrado efectivamente a 8 comunidades, 13 escuelas, 42 docentes, 135 miembros de las comunidades educativas (maestros, padres de familia, administrativos de diferentes escuelas) y más de 11,000 beneficiarios, aumentando su conciencia sobre los efectos de la contaminación plástica y facilitando la adopción de comportamientos sostenibles a través de programas comunitarios de reciclaje, talleres prácticos de transformación de plástico, charlas, actividades y programas de diplomado para docentes. “Marea Verde ha marcado una diferencia en mi vida porque he adquirido conocimiento y educación sobre el reciclaje, para qué sirve y cómo realizarlo. He podido ganar conciencia sobre la cantidad de desechos que generamos en mi casa que antes tirábamos sin saber el daño que hacemos al ambiente. Estoy seguro de que, con el apoyo de Marea Verde, mis hijos no tendrán los mismos problemas sobre la generación y manejo de la basura en nuestra comunidad. Ha sido una experiencia hermosa que sé que podemos mejorar, pero como aprendí con Marea Verde, para que otros se sumen, alguien tiene que hacer la diferencia”. Señaló e l señor Luis José García, acudiente de la Escuela Primaria Santa Librada, comunidad Santa Librada, corregimiento Omar Torrijos y voluntario del programa de recolección en las escuelas. Marea Verde se encuentra en proceso de construcción y equipamiento de La Casa de Wanda, el nuevo Centro Interactivo Ambiental para la concientización ambiental en Panamá que estará ubicado en el área donde reside Wanda Díaz. Con este centro, Marea Verde fortalece su componente de sensibilización para crear conciencia en la población sobre cómo mitigar la contaminación por desechos sólidos en los ríos y costas de Panamá. Una vez terminada a inicios de 2024, La Casa de Wanda, estará abierta para que estudiantes, comunidades, científicos, empresas, turistas y otros grupos puedan recibir talleres, charlas, participar en actividades, conocer el ecosistema del manglar y ver de primera mano la actividad de la rueda de agua. De acuerdo con Mirei de Heras, presidenta de Marea Verde, “Este primer año de trabajo con Wanda Díaz, B.o.B. y el programa de sensibilización, ha sido de muchos aprendizajes, en especial hemos constatado que, para encontrar una solución al problema de la contaminación por plástico, se requiere de la participación de individuos, autoridades y empresas. Con el apoyo de nuestros donantes y de la comunidad, hemos podido avanzar para fortalecer nuestro objetivo de crear conciencia, incidir en los patrones de conducta de las poblaciones impactadas y crear oportunidades de vivir en comunidades limpias y sostenibles. Nos sentimos orgullosos del equipo de Marea Verde y optimistas de que, con el apoyo de todos, lograremos cambiar la manera en que usamos y manejamos los desechos plásticos y lograr un Panamá más limpio”.

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Intimando con el manglar

Las especies de corales tropicales pueden haber encontrado un hábitat alternativo donde prosperar frente al cambio climático En un día cualquiera entre 2016 y 2019, se le podía encontrar a Heather Stewart buceando entre los manglares del archipiélago de Bocas del Toro, en la costa caribeña de Panamá. Durante años visitó estos bosques costeros que marcan el límite entre la tierra y el mar, tratando de comprender por qué algunos corales habían empezado a crecer dentro de ellos. Los corales y los manglares crecen cerca los unos de otros en los ecosistemas costeros tropicales, pero encontrarlos compartiendo el mismo hábitat parecía tratarse de un rasgo evolutivo que ameritaba una explicación. La ex becaria de doctorado del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y ahora asociada postdoctoral en restauración de manglares de la Universidad de las Islas Vírgenes, exploró 29 lugares donde coexisten los manglares y corales. Descubrió que a los corales les iba mejor en grandes bosques de manglares inundados, con abundante flujo de agua de mar. En cambio, las zonas con gran afluencia de agua dulce o con mayores niveles de impacto humano —desarrollo de la tierra y contaminación— eran inadecuadas para los corales. “Creemos que es importante contar con un sistema de clasificación global de los hábitats en que manglares y corales coexisten, porque durante casi un siglo se ha sabido que estos sistemas existen, pero la comunidad científica los ha ignorado en gran medida. Ahora, con todas las amenazas a las que se enfrentan los corales, desde el calentamiento y la acidificación de los océanos hasta la contaminación y la sedimentación, los corales son cada vez más susceptibles a las enfermedades. Por ello hay un mayor interés en estos posibles refugios que puedan ayudar a la supervivencia de los corales en el futuro” dijo Stewart Sus análisis, publicados recientemente en la revista PLOS One, describen cuatro tipos de hábitats en que los corales coexisten con los manglares: en lagunas, a lo largo de arroyos, en el borde de los manglares o completamente bajo la sombra del dosel de los manglares. Estos hábitats son también bastante diversos, con unas 130 especies de corales viviendo en ellos. “Revisitar la literatura histórica en busca de descripciones de CMC nos ayudó a comprender la visión holística que necesitábamos para clasificar los sistemas nos inspiramos en los primeros sistemas de clasificación de bosques de manglar y corales, y tratamos de adaptar su simplicidad en nuestra propia clasificación. Queríamos que los tipos fueran lo suficientemente específicos para establecer una distinción entre ellos, pero también lo suficientemente sencillos como para que pudieran aplicarse con facilidad en el campo” Añadió Rafael Araújo, coautor del estudio e investigador asociado senior en el Departamento de Biología Marina y Ecología de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas de la Universidad de Miami. Garantizar la supervivencia de los corales es crucial para la salud de los océanos, ya que albergan aproximadamente un tercio de todas las especies marinas. Los manglares son hábitats igualmente importantes que sirven de viveros para miles de especies, mantienen la calidad del agua y protegen los entornos costeros de la erosión y las tormentas. También son algunos de los ecosistemas más susceptibles al cambio climático y al impacto humano, por lo que entender estos hábitats alternativos en los que ambos coexisten puede tener implicaciones a largo plazo para su conservación y manejo. Los autores fueron más allá y crearon un modelo para predecir dónde podrían existir otros hábitats CMC a nivel mundial. Su simulación sugiere que estas comunidades podrían ser comunes en todos los trópicos, con una mayoría en el Océano Pacífico. Investigaciones futuras deberían centrarse en estos sitios para obtener más información sobre la dinámica de los diferentes tipos de hábitats CMC y las condiciones ambientales que impulsan su establecimiento. “Este estudio también es un llamado a otros científicos para que busquen y documenten lo mejor que puedan las asociaciones entre manglares y corales coexistentes. A medida que haya más información disponible, comprenderemos mejor las condiciones ambientales que hacen que estos sistemas prosperen. Como tal, esperamos ver muchas más descripciones de los hábitats CMC en la literatura y cómo estas ocurrencias encajan en nuestra clasificación” dijo Araújo El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, en ciudad de Panamá, Panamá, es una unidad de la Institución Smithsonian. El Instituto promueve la comprensión de la naturaleza tropical y su importancia para el bienestar de la humanidad, capacita estudiantes para llevar a cabo investigaciones en los trópicos, y fomenta la conservación mediante la concienciación pública sobre la belleza e importancia de los ecosistemas tropicales.

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