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La lucha por conservar al jaguar en Panamá

La iniciativa para la conservación del jaguar en Panamá tiene múltiples proyectos y el de captura, que se realiza cada verano, es uno de ellos. Financiado por la Secretaria Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) en el marco del Programa Mundial de Vida Silvestre (GWP, por sus siglas en inglés), la iniciativa es liderada por Ricardo Moreno, presidente de Fundación Yaguará Panamá e investigador asociado del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), en conjunto con el Ministerio de Ambiente de Panamá y en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Al cruzar el umbral hacia la provincia del Darién, constantemente pasan camiones transportando enormes troncos de árboles centenarios. Entre los potreros sobreviven parches boscosos, por los que aún se mueve el jaguar. Y es justamente en esas zonas donde están más en riesgo. El equipo de Yaguará Panamá ha detectado más hembras con cachorros en estas zonas de potreros mezclados con bosques que en la serranía de Pirre, una región boscosa dentro del Parque Nacional Darién que se ha estado monitoreando con cámaras trampa durante una década. Entonces, ¿Por qué los jaguares persisten en ambientes que supuestamente no son buenos para ellos? “La respuesta puede estar en la abundancia de las presas silvestres y domésticas en esta zona”, explica Moreno. “Para una hembra de jaguar con cachorros resulta más fácil depredar un ternero que va a tomar agua en el río y que no puede defenderse, que perseguir a una manada de puercos de monte con mayor gasto energético y donde puede salir con heridas, incluso causándole la muerte. Son estas depredaciones de ganado las que ocasionan conflictos entre ganaderos y jaguares y, generalmente, terminan con la muerte del jaguar a manos de los ganaderos en venganza por la pérdida de sus vacas”. Para Yaguará Panamá, la solución está en llegar a la raíz del conflicto. Y esa raíz es la falta o el mal manejo de las fincas ganaderas. Esto es crucial porque el jaguar ya se encuentra en peligro en Panamá según la regulación nacional (Resolución N° DM-0657-2016), y “casi amenazado” según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, por la pérdida de su hábitat, la caza furtiva, el comercio ilícito y los conflictos con los ganaderos. Guillermo McPherson, biólogo de vida silvestre de Yaguará Panamá indicó el sitio donde, pocos días antes, un jaguar había depredado un novillo de 600 libras. En lugar de matar al animal, por la pérdida económica que le representaba, la dueña del ganado avisó a Yaguará Panamá para que se hiciera un reporte sobre el incidente. Esta acción demuestra que los esfuerzos educativos y de concienciación de la Fundación poco a poco van rindiendo frutos. “Pusimos dos cámaras trampa, una enfocada hacia el novillo muerto y otra hacia un camino por donde podía llegar el jaguar”, dice McPherson. El jaguar normalmente regresa al sitio donde cazó a su presa, y sigue comiendo durante varios días. Por medio de las imágenes captadas por las cámaras trampa y observando las manchas en la piel del jaguar —que son únicas, como la huella dactilar de los humanos—, se puede identificar al individuo. Con la información reunida sobre el incidente, el equipo técnico de Yaguará Panamá pudo ofrecerle recomendaciones a la propietaria de la finca para mejorar el manejo de sus animales, como mantener al ganado más cerca de su hogar, ya que para acceder al río se adentraba mucho en el parche boscoso por donde se mueven también los jaguares. También la pusieron en contacto con fincas vecinas con las que la Fundación está trabajando en la implementación de planes de manejo sostenible con medidas anti-depredación, para la transferencia de conocimientos. Yaguará Panamá comenzó a trabajar en Agua Buena de Chucunaque en 2017 y capturó el primer jaguar en 2019, una hembra a la que llamaron Chucunaque. Esta iniciativa de capturas de jaguares para su rastreo satelital con collares GPS tomó fuerza en 2022, después de la pandemia, con el Proyecto GEF-7 Jaguares Panamá. Ahora, cada verano, un equipo de biólogos y veterinarios de vida silvestre instalan trampas en varios puntos de los parches boscosos por donde se mueven los jaguares. Luego, durante dos meses, acampan en la finca Los Lagos, monitoreando los transmisores de las trampas cada dos horas para verificar si alguna se ha activado. A los jaguares capturados se les coloca un collar GPS para monitorear su movimiento y comportamiento durante casi 2 años. En línea con el compromiso de Yaguará Panamá con la equidad de género, este año hay dos veterinarias de fauna silvestre en el proyecto de captura— Susana Ilescas, de México y Valentina Elis de Argentina—, así como una estudiante de biología de la Universidad de Panamá, Annie López, que está realizando su tesis sobre la dieta del jaguar. Los Lagos, la primera finca ganadera del país en unirse a la iniciativa para la conservación del jaguar también es manejada por mujeres: doña “Yeya” Reyna De León y su nuera, Elsie Quintero. Varias otras dueñas de fincas forman parte del proyecto, como Rosa Reyna y Yerena de Gutiérrez. En la experiencia de Yaguará Panamá, las mujeres suelen estar más dispuestas a conversar y hallar soluciones en conjunto para manejar los conflictos entre jaguares y fincas ganaderas. También, se creó el primer grupo de monitoreo científico conformado solo por mujeres por medio de un proceso de selección intencional y planificado con perspectiva de género con la Universidad de Panamá y la Universidad Autónoma de Chiriquí. Utilizando cámaras trampa, este grupo trabajó en el primer Censo Nacional de Jaguares y Mamíferos Terrestres en más de 141,000 mil hectáreas en el oriente del país. No todos los días se activa alguna trampa y, cuando se activa alguna, no siempre es porque la activó un jaguar. A veces son ocelotes, capibaras, coyotes e incluso vacas. En casi dos meses, con 18 trampas instaladas, cada año usualmente se capturan dos jaguares hasta la fecha se han

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Mamíferos detectados en las plantaciones de madera informan sobre prácticas forestales sostenibles

Las plantaciones madereras próximas a zonas urbanizadas favorecen el desplazamiento de mamíferos terrestres de pequeño y mediano tamaño entre fragmentos de bosque natural. En la lucha por mitigar el cambio climático y la deforestación en los trópicos, las plantaciones madereras han surgido como una estrategia prometedora para restaurar tierras degradadas y conectar parches de bosque natural. A menudo, se trata de especies con valor comercial para los terratenientes pero que no son nativas de la región. Para evaluar en qué medida las plantaciones de árboles no nativos favorecen la presencia de vida silvestre en zonas con alto impacto humano, investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (MPI-AB), la Universidad de Wageningen y la Universidad de California – Davis estudiaron más de 200 hectáreas de plantaciones madereras en Panamá Central durante un año. El equipo colocó cámaras trampa —cámaras con sensores de movimiento— en pequeñas plantaciones madereras de Panamá Central, la franja de tierra más estrecha del continente americano. Ubicada en Nuevo San Juan, Colón, dentro de la cuenca del Canal de Panamá, la zona de estudio tiene una mezcla de plantaciones madereras, asentamientos humanos, campos agrícolas y redes de carreteras. Esta región es crítica para mantener la conectividad dentro del Corredor Biológico Mesoamericano, facilitando el movimiento de mamíferos medianos y grandes como jaguares, pumas, gatos solos, tapires, osos hormigueros y pecaríes entre áreas de bosques protegidos más extensos, como el Parque Nacional Soberanía al oeste y el Parque Nacional Chagres al este. Los investigadores querían averiguar si las especies de mamíferos terrestres, incluyendo las de interés para la conservación, utilizan las plantaciones madereras de la zona, bien como hábitats, bien como corredores para acceder a fragmentos de bosque natural. Además, querían saber si el tipo de madera sembrada tenía algún efecto sobre el uso de las plantaciones por los mamíferos. Mientras trabajaba en STRI antes de iniciar su doctorado en el MPI-AB, el autor principal, Claudio Monteza, empezó a estudiar la zona con cámaras trampa para entender más sobre la biodiversidad en los bosques no protegidos. El equipo instaló cámaras trampa en cinco tipos de plantaciones madereras. Cuatro eran monocultivos de árboles maderables no nativos, como la teca, el cedro, la melina y la acacia; una era una mezcla de árboles nativos y no nativos. Las cámaras instaladas en 79 lugares recopilaron datos durante un año, lo que representó 3,165 días de grabación. Los análisis de las imágenes revelaron que 16 especies de mamíferos terrestres, mayormente pequeños o medianos y nocturnos, frecuentan las plantaciones. Entre ellas se destacan el grisón mayor, el jaguarundi y el armadillo de cola desnuda, especies esquivas que raramente son avistadas incluso en bosques naturales. Curiosamente, no se detectaron mamíferos grandes de interés para la conservación. Estos hallazgos ofrecen una perspectiva única sobre la fauna en las plantaciones, sugiriendo su potencial como hábitat o corredores para mamíferos más pequeños. Aunque los hallazgos no revelan si los animales utilizan las plantaciones como su hábitat o simplemente pasan por ellas, Monteza se sorprendió por lo que encontró. “Claramente, estas plantaciones no cuentan con los recursos adecuados para sostener a grandes mamíferos”, afirma. “Recuerdo vívidamente cómo, durante un año de trabajo de campo, solo observé ñeques y gatos solos. Por lo tanto, fue alentador observar a 16 especies nativas de mamíferos utilizando esta tierra, a pesar de ser áreas impactadas por la actividad humana y alejadas de los bosques protegidos». Sin embargo, no todas las plantaciones beneficiaban por igual a la fauna salvaje. Los monocultivos de teca, que constituyen hasta el 65% de las plantaciones madereras de Panamá, registraron la menor diversidad de especies en comparación con otros tipos de plantaciones. Aunque las plantaciones madereras contribuyen de manera positiva, como corredores y refugios para mamíferos pequeños, sus limitaciones para sostener a grandes mamíferos de interés para la conservación destacan la importancia de restaurar los hábitats naturales para proteger la vida silvestre. “Los tomadores de decisiones deben darse cuenta de que la reforestación con monocultivos de especies exóticas no contribuye necesariamente a la conservación de la fauna”, afirma Patrick Jansen, coautor del estudio, de la Universidad de Wageningen y STRI. Sin embargo, el coautor de STRI, Jefferson Hall, considera que el vaso está medio lleno. Tomando en cuenta que estas plantaciones están entre un mar de personas, encontrarse pequeños mamíferos demuestra que pueden servir de zonas de amortiguamiento para corredores y áreas protegidas. Los autores advierten que su estudio sólo ofrece un pantallazo de la biodiversidad presente en las plantaciones madereras de Panamá. Para evaluar completamente el valor de conservación de estas áreas, estudios futuros deberían analizar una mayor diversidad de plantaciones dentro de un paisaje más amplio. Para el equipo, estos resultados preliminares representan un primer paso hacia la comprensión del papel de las plantaciones madereras en sostener a la fauna nativa de Panamá. “Estos resultados son fundamentales para las prácticas forestales sostenibles”, afirma Monteza. “Nos indican qué especies de árboles logran un equilibrio entre sostener la biodiversidad y beneficiar a los propietarios privados. Espero que los tomadores de decisiones consideren especialmente a los pequeños propietarios privados en sus planes de manejo”. El trabajo de campo de este estudio se financió con una subvención de Argos Panamá S.A. en el marco del Proyecto Agua Salud.

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¿La liana más grande del mundo está en Isla Barro Colorado, Panamá?

Las investigaciones a largo plazo realizadas en la estación de investigación de Isla Barro Colorado y en muchos otros lugares demuestran que hay más lianas leñosas en los bosques tropicales, pero se sabe muy poco sobre ellas. Son difíciles de medir, por lo que a menudo se pasan por alto. Este grupo de investigación midió la liana más grande que ha encontrado en la isla, pero ¿es la más grande del mundo? Los autores desafían a otros a encontrar una mayor. El cambio climático tiene ganadores y perdedores. En los bosques tropicales, las lianas son las ganadoras. Trepan por los árboles hacia el cielo y sus hojas compiten por luz contra las hojas de los árboles. Los investigadores de la Estación de Investigación de Isla Barro Colorado (Panamá), del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), han descubierto la liana que ha batido el récord mundial, y desafían a otros a encontrar una mayor. Con más de dos pies de diámetro (635 mm), descubierta por el asistente de investigación, Biancolini Castro, el 9 de marzo de 2023, esta enorme liana pertenece a una especie que los panameños llaman «peine de mono» por sus grandes y espinosas vainas de semillas. Los científicos la llaman Amphilophium crucigerum. “Retamos a los biólogos de todo el mundo a que encuentren una más grande”, comentó Stefan Schnitzer, profesor de la Universidad de Marquette e investigador asociado de STRI que dirige este equipo de investigación en Panamá. “Hay lianas grandes por ahí, pero los biólogos normalmente sólo miden los árboles. Les instamos a que midan también las lianas”. Las lianas se están apoderando de los bosques tropicales de América. De hecho, los árboles pueden estar perdiendo terreno frente a las lianas en los bosques a escala mundial. Según un estudio reciente del que es coautor S. Joseph Wright, científico de STRI, las lianas se ven favorecidas por perturbaciones forestales como la tala, la construcción de carreteras, la agricultura, la minería y otras actividades humanas. El gerente de investigación de Wright, Osvaldo Calderón, cada semana durante muchos años, ha recolectado e identificado las hojas que caen en trampas de malla en Isla Barro Colorado. Los resultados mostraron un aumento del 50 por ciento de lianas en la isla entre 1986 y el 2002. Schnitzer y su equipo de campo, dirigido por Seberino Valdéz, también demostraron que en Isla Barro Colorado, una zona protegida, las perturbaciones naturales como la caída de árboles y los rayos crean condiciones favorables para las lianas. “No cabe duda de que estas sinergias medioambientales están aumentando en todo el mundo. Es como un puñetazo para los bosques tropicales ya vulnerables” afirma Schnitzer. Las lianas compiten con los árboles y pueden reducir la cantidad de dióxido de carbono que almacenan, frustrando los esfuerzos por frenar el cambio climático mediante la conservación y plantación de bosques tropicales. El cambio climático provoca tormentas y vientos más violentos, y como se continúan talando los árboles existentes, la fragmentación del hábitat y el cambio climático interactúan, tanto en Panamá, como en el Amazonas. A medida que la gente divide el bosque en zonas cada vez más pequeñas, los efectos del cambio climático se dejan sentir con más fuerza.

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Joven productor de Panamá Oeste participa en reunión de la FAO en Italia.

El actual presidente del Capítulo de Panamá Oeste de la Red Nacional de Juventudes Rurales (RENAJUR), Jesús Ocampo, es nuestro representante ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en la Cumbre de Delegados del Sub Comité de Ganadería, celebrado en Roma, Italia y en el que participan jóvenes dedicados al agro de diversos países. Ocampo, es un destacado joven dedicado a la capricultura y fue miembro fundador, con otros 215 jóvenes de RENAJUR, asociación que cuenta con personería jurídica y reconocimiento legal en el país y que ha sido atendida técnicamente desde hace 3 años por el Programa Nacional de Juventud Rural del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (PRONAJUR) del MIDA. El representante panameño fue seleccionado luego de una entrevista en la que sustentó ante la FAO sus fortalezas en los niveles de liderazgo adquiridos gracias a su participación permanente en el Programa de Juventud Rural desde el MIDA. Para el Ing. Youssef Sayad, coordinador Nacional del PRONAJUR, la participación de Jesús Ocampo en esta Cumbre Mundial de la FAO, representa un avance significativo en términos de oportunidades para la juventud productora y profesional. “Jesús Ocampo, capricultor de la comunidad de La Bonga en Capira, ha sido muy responsable y posee un alto sentido de pertenencia en trabajar como un sólo equipo en sus redes, este es el resultado de su acción, representar a tu país, con la real vivencia de su actualidad agropecuaria” Recalcó Youssef Sayad El Sub Comité de Ganadería, se estableció desde el año 2020, con el objetivo de debatir y generar consensos sobre temas relacionados a ganadería, asesoramiento al Comité de Agricultura (COAG) al Consejo y a la Conferencia de la FAO en el seguimiento de los programas técnicos y la inserción de nuevas políticas públicas para favorecer a la juventud rural. El Sub Comité de Ganadería, juega un papel importante en sus contribuciones a los proyectos, la reducción de la pobreza, los medios de vida agro sostenibles y el cumplimiento de la Agenda 2030 en materia de seguridad alimentaria.

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Se trama un plan con huevos de rana, para escapar de las altas temperaturas

Un nuevo estudio del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) muestra que los embriones de rana de ojos rojos eclosionan antes cuando se exponen a altos niveles de amoníaco, una señal ambiental de que hace demasiado calor y que está demasiado seco para que los huevos sobrevivan. Las ranas de ojos rojos se han convertido en modelos de portada para la conservación de la selva tropical centroamericana. Además de sus llamativos accesorios, han evolucionado para eclosionar en respuesta a señales ambientales. Este fenómeno les ayuda a sobrevivir a innumerables amenazas de la selva, como depredadores hambrientos, patógenos peligrosos, inundaciones e incluso el cambio climático. Hace tres décadas, la Dra. Karen Warkentin, actual profesore de la Universidad de Boston e investigadora asociada de STRI, se dio cuenta de que los embriones de rana de ojos rojos pueden eclosionar hasta tres días antes de su ciclo normal de desarrollo de siete días. Si consideran que la vida en su gelatinosa guardería es demasiado arriesgada, pueden salir de sus huevos y adentrarse en la relativa seguridad del agua. Pero ¿cómo toman esta decisión las ranas embrionarias? Warkentin descubrió que los embriones de rana de ojos rojos son observadores perspicaces del mundo sensorial que les rodea, capaces de diferenciar entre las vibraciones causadas por una serpiente o una avispa hambrienta y una inofensiva tormenta tropical. Estudios más recientes han demostrado que las ranas de ojos rojos también eclosionan en respuesta a condiciones de calor y resequedad que podrían ser fatales. Al no poder detectar ninguna pista evidente con sus sentidos humanos, el equipo de Warkentin no sabía cómo estos embriones podían saber que sus huevos estaban peligrosamente deshidratados. Javier Méndez Narváez, antiguo estudiante de posgrado en el laboratorio de Warkentin, demostró que las concentraciones de amoníaco — un producto de desecho en los huevos en desarrollo — aumentan a medida que los huevos terrestres se secan. «Ya sea en un entorno natural o bajo el microscopio de un laboratorio, siempre empezamos con observaciones», explica Warkentin. «Así que nos preguntamos si el amoníaco no sería sólo una toxina, sino una información». Los resultados del estudio vincularon la exposición al amoníaco con una eclosión casi inmediata en el 95% de los ensayos, descubriendo una de las formas en que las ranas embrionarias pueden percibir el peligro climático que se avecina. Desde que trabajó por primera vez con Warkentin como pasante de STRI en el 2016, Salazar-Nicholls ha aprendido a saber cuándo los embriones están felices, molestos o simplemente a punto de eclosionar. «Esa pasantía me introdujo en este campo del comportamiento de los embriones de rana que ni siquiera sabía que existía … y me enamoré».

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