especies

Chiricanos buscan preservar más de mil huevos de tortuga

Inició la temporada de desove de tortugas. Catorce nidos de quelonios de la especie lora (Lepidochelys olivacea), fueron reubicados por guardaparques del Refugio de Vida Silvestre Playa la Barqueta Agrícola, como parte del «Proyecto Conservación de tortugas marinas». En esos nidos se contabilizan mil 359 huevos; una vez cumplan su estadio de tiempo, se da el nacimiento y luego los neonatos son liberados al mar.  El objetivo de la reubicación es el de reducir los índices de depredación y saqueos de nidos, pero ubicados en su entorno natural. Estadísticas de la sección de Biodiversidad del Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE) en Chiriquí, revelan que durante los últimos tres años se han liberado 66 mil 308 neonatos de tortugas.   Gracias a los datos de campo, obtenidos por el monitoreo diario se establece que a partir del mes de junio se nota un aumento marcado en la cantidad de nidos identificados hasta el mes de octubre. Para el 2021, el mes con mayor presencia de nidos fue septiembre.    El proyecto inició en junio del año 2020 y es impulsado por la Sección de Áreas Protegidas y Biodiversidad de MiAMBIENTE, cuenta con una cobertura de 24 kilómetros de costas, que va desde playa Palo Grande hasta la desembocadura conocida como Boca de Hacha  “El desove suele producirse de noche, los huevos son esféricos, de tamaño medio (semejante al de la bola de ping-pong), de color blanco y con cáscara flexible; la cantidad de huevos varía según la especie y en cada nido” explicó la bióloga Betzaida Samudio, jefa del RVSPLBA. Con este proyecto y al igual que el año anterior, se continúa con la georreferenciación de los nidos. La información recopilada incluye: número de nido, fecha, hora, especie de tortuga marina, coordenadas UTM de ubicación del nido, ancho del rastro, número de huevos, fecha probable de eclosión y neonatos liberados. En caso de ubicarse al individuo se toman las medidas del caparazón, largo curvo del caparazón y ancho curvo del caparazón.

Chiricanos buscan preservar más de mil huevos de tortuga Leer más »

Feria Ambiental en la Reserva Forestal Barú

Este año, y por segunda ocasión, Ecoamigos de la Reserva Forestal de Barú OBC realizó su jornada de concienciación para niños y adultos del distrito de Barú y áreas aledañas. “ Estamos trabajando en conjunto en pro de la comunidad en la gestión de salvaguardar las 33 hectáreas de la Reserva Forestal Barú la cual tiene más de 90 especies de aves, monos y árboles en extinción” dijo Bethany Strong, presidenta de la OBC. En la jornada el Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE) compartió sus diversos trabajos de conservación y educación ambiental, en el que se resalta: el reciclaje, las buenas acciones a favor del ambiente, turismo sostenible y el Programa Nacional de Restauración Forestal. “ Estos espacios son vitales para la generación de concienciación y empoderamiento ambiental encaminado hacia la sostenibilidad y preservación del patrimonio natural” expresa Miguel García, jefe de la Agencia de MiAMBIENTE en Barú. Para Michell Castillo “ la intención es promover los valores naturales de la Reserva Forestal, la cultura ambiental de todos y el compromiso social con el entorno”. En la actividad participaron del Centro Regional Universitario de Barú, Servicio Nacional de Fronteras, Cruz Rojas, Boy Scout, Proyecto Primates entre otros. En la Reserva Forestal de Barú, creada con el Acuerdo Municipal N°. 39 del 2 de julio de 2009, se encuentran especímenes de animales silvestres amenazados, los cuales integran este pequeño ecosistema: iguana verde, mono aullador, gato balsa, mono tití y la iguana negra. Cabe señalar que esta Área Protegida municipal, localizada entre la Barriada Las Palmas y Barriada Monte Verde-Llano Bonito en el corregimiento de Puerto Armuelles, es uno los principales sitios de anidación de la iguana verde en Puerto Armuelles.

Feria Ambiental en la Reserva Forestal Barú Leer más »

Reapertura de centro natural Punta Culebra

El Centro Natural Punta Culebra reabre sus puertas Dos años después de haber cerrado sus puertas debido a la pandemia por COVID-19, el Centro Natural Punta Culebra del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales vuelve a abrir. Ubicado en la calzada de Amador, Punta Culebra es un centro para toda la familia, enfocado en la exploración y el descubrimiento del mundo natural a través de la ciencia. Su reapertura fue el pasado viernes, 1 de abril, con un nuevo horario y estrenando algunas exhibiciones, colecciones y actividades nuevas. Entre las novedades de la reapertura estuvo la renovada área de acuarios que invita al visitante a una experiencia submarina: un espacio en penumbra con diversidad de peceras iluminadas con especies de los distintos mares del país. Alrededor del edificio de los acuarios hubo una exhibición sobre ballenas, e información sobre los estudios científicos que realiza el Smithsonian en los océanos panameños. Además, el centro contó con un amplio tanque para peces costeros en donde estaba ubicada la antigua exhibición de tortugas, y con nuevas especies en la exhibición de Las Fabulosas Ranas de Panamá, gracias al apoyo del Centro de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá. Y finalmente inauguraó el nuevo espacio de Q?rioso, un área para el aprendizaje experimental inspirado en el espacio Q?rius del Museo Nacional de Historia Natural en los Estados Unidos. Aquí se podra dar rienda suelta a la curiosidad, explorando cajones llenos de colecciones del Smithsonian, como conchas de mar -algunas con millones de años de antigüedad-, o tratando de resolver misterios sobre los huesos, ya sean de vacas, ballenas, jaguares, tortugas, peces, aves o anfibios, entre otros. El espacio Q?rioso cuenta también con equipos de laboratorio del Smithsonian, como estereoscopios, para explorar muestras microscópicas. Aparte de lo que se pueda aprender y descubrir en sus exhibiciones y colecciones, Punta Culebra es un centro rodeado de naturaleza. Tiene senderos para recorrer y apreciar su diversidad de aves, tanto locales como migratorias, así como sus residentes que viven al aire libre: los perezosos, iguanas y mapaches.

Reapertura de centro natural Punta Culebra Leer más »

Monos capuchinos de cara blanca bajan de los árboles en Isla Coiba, Panamá

Al cruzar un tramo de océano de 23 kilómetros desde tierra firme en Panamá hasta Coiba, la isla más grande en el Pacífico Oriental, un grupo de intrépidos biólogos esperaban encontrar especies nunca antes reportadas. Pero además de descubrir nuevas especies, el equipo del Coiba BioBlitz del 2015 se sorprendió al descubrir que los monos capuchinos allí pasaban mucho tiempo en el suelo. «La mayoría de nosotros hemos trabajado en Isla Barro Colorado (la estación de investigación del Smithsonian localizada en el lago Gatún en Panamá) donde los monos capuchinos están acostumbrados a las personas, pero nunca los habíamos visto pasar tanto tiempo en el suelo del bosque», comentó Claudio Monteza, quien está haciendo su Doctorado en el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y en la Universidad de Konstanz. “Nunca vimos a las mamás cargando bebés bajar al suelo como lo hicimos en Coiba. Incluso los grupos más habitados en Barro Colorado son muy cuidadosos con los bebés». Aislada del continente, alrededor de 12 y 18 mil años, Coiba es el hogar de plantas y animales que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Cuando los españoles navegaron por primera vez a Coiba en 1516, los cronistas informaron que la isla estaba densamente poblada por pueblos indígenas, pero para 1550, la isla había sido despoblada, dejando solo un pequeño asentamiento de colonos españoles. Y de 1919 a 2004, la isla fue una colonia penal donde se restringieron los movimientos de los prisioneros, dejando la mayor parte de la isla a sus habitantes salvajes. Claudio sospechó que la valentía de los capuchinos de Coiba podría tener una explicación simple: Coiba carece de jaguares, de pumas, de tayras (comadrejas grandes), de coyotes, de jaguarundis y de ocelotes, todos identificados como depredadores de acuerdo con restos de capuchinos encontrados en muestras fecales. Una de las razones por las que nadie ha estudiado esto antes es porque es casi imposible para los investigadores observar los efectos de los depredadores que se asustan cuando se encuentran con científicos. Pero el equipo de Claudio resolvió este problema usando cámaras. Instalaron cámaras trampa a la altura de las rodillas en las bases de los árboles en Coiba y en una isla cercana mucho más pequeña llamada Jicarón. El movimiento activa las grabadoras de video en las trampas. Luego compararon los videos de monos en las islas con videos de cámaras trampa en tres sitios continentales: la estación de investigación STRI en Isla Barro Colorado, la cercana Península Gigante y en el Parque Nacional Soberanía de Panamá, parte de un estudio realizado por el científico Patrick Jansen como parte de la Red mundial de evaluación y monitoreo de la ecología tropical (TEAMS por sus siglas en inglés). «No registramos ningún depredador de mamíferos en las islas oceánicas, y había más depredadores en el Parque Nacional Soberanía que en Barro Colorado o la Península Gigante, os resultados fueron los que esperábamos en ausencia de depredadores: el tamaño de las tropas de monos en la isla de Coiba era mucho mayor que en cualquiera de los sitios de tierra firme» Comentó claudio Los monos en los sitios donde había depredadores también pasaron más tiempo en el suelo durante la mitad del día, cuando los depredadores están menos activos. Por el contrario, los monos en las islas del Pacífico no centraron su actividad a cierta hora del día. Las visitas más largas al terreno se realizaron en Jicarón (14.5 minutos) y las Islas Coiba (7.9 minutos). Los primates que descendían de los árboles jugaron un papel importante en la evolución humana, pero las explicaciones aún controvertidas generalmente implican cambios en el clima o la dieta.

Monos capuchinos de cara blanca bajan de los árboles en Isla Coiba, Panamá Leer más »