Actualmente Panamá realiza diversos esfuerzos en materia de sensibilización sobre la importancia que tienen las ballenas, entre ellos un programa de monitoreo de megafauna marina para asegurar la protección y el bienestar de estas especies, además de la implementación de normativas que prohíben su captura para fines educativos, permitiendo excepciones solo para recuperación y atención veterinaria, hecho que es preciso resaltar en el marco del Día Mundial de los delfines y Ballenas, el 23 de julio.
En las costas panameñas, se han identificado alrededor de 35 especies de mamíferos marinos, destacando la ballena jorobada que, por sus impresionantes saltos y acrobacias, además de que su avistamiento representa un atractivo para turistas nacionales e internacionales, beneficiando económicamente a las comunidades costeras y diversos negocios relacionados con el ecoturismo.
Debido a los ricos nutrientes de las aguas del Pacífico y el Atlántico, estos mares proporcionan un ecosistema saludable que beneficia a las ballenas.
Lissette Trejos, médico veterinaria de MiAMBIENTE afirma que, “es de conocimiento que ballenas migratorias llegan al país para apareamiento y también dar vida a sus crías”.
Además de la ballena jorobada, otras especies como la ballena de Bryde, también utilizan estas aguas para diversas actividades y ocasionalmente para dar a luz, por esta razón es esencial seguir las regulaciones de avistamiento para proteger a estas especies, que juegan un papel crucial en la salud del océano y el clima.
En Panamá, los mejores lugares para avistar ballenas jorobadas son el Archipiélago de las Perlas, Isla Iguana, Coiba e Islas Secas entre junio y octubre.
Las ballenas del Pacífico Norte llegan en menor cantidad entre diciembre y marzo en el Golfo de Chiriquí. Además, estas zonas ofrecen avistamientos de delfines nariz de botella y delfines manchados pantropicales.