Estrella Sofía Carreón nació con trisomía 21, una alteración genética por la que tiene 47 cromosomas en vez de 46 y que, comúnmente, es conocida como Síndrome de Down. Su madre Rosicela Silva recuerda que su parto se gestó el 8 de julio de 2005 en una noche perfecta, porque a partir de ese día su vida cambió para siempre. Por eso es que no duda en decir que su hija vino al mundo con la misión de hacerla feliz, porque unió como nunca a su familia.
Cariñosa y amorosa son las dos palabras con las que Rosicela describe a su hija de 17 años, quien es beneficiaria del programa Ángel Guardián del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). Una adolescente a la que le gusta tocar el piano, practicar la danza, nadar y pintar uñas. Siempre con una sonrisa dibujada en su rostro, capaz de contagiar a los que estén a su alrededor.
“Estrella brilla por sí sola y desde pequeña demostró que vino a este mundo a repartir alegría, y a enseñarnos que en su mundo todo es posible”, asegura su madre.
La luz de Estrella también brilla en sus calificaciones. Su madre cuenta que es una excelente estudiante, muestra de ello es que su último promedio fue de 4.5. Actualmente, cursa el duodécimo grado en el Instituto Panameño de Habilitación Especial (IPHE) de La Chorrera, en la provincia de Panamá Oeste, donde espera obtener el bachillerato. Su deseo es hacer carrera profesional en la cosmetología.
De repente, el recuerdo del día en que nació Estrella fue retomado nuevamente por Rosicela. Cuenta que fueron días de temor y muchas dudas, luego de que el doctor le explicó la condición que presentaba su hija a los días de haber nacido. Para esa época era una madre soltera, enfrentándose a un mundo desconocido, con más preguntas que respuestas.
Pero el tiempo disipó las dudas, porque Estrella le demostró que era una niña igual que todas. Independiente, vivaz, convencida de que puede escribir cada día su propia historia.
La luz de la alegría
Estrella, la mayor de tres hermanas, nació con el gen de la alegría. Su familia reconoce que, a partir de su nacimiento, todo ha sido diferente. Incluso para su madre, una joven inexperta en aquel 8 de julio de 2005, pero que hoy puede decir a mucho orgullo que es una Licenciada en Administración Pública, con una Docencia Superior. Una mujer de 36 años que busca superarse cada día, ansiosa de demostrar todo lo que ha aprendido, que admite que sin Estrella no lo hubiera logrado.
La alegría también invade a Rosicela Bermúdez, abuela de Estrella. Explica que tener una nieta con discapacidad la convirtió en una persona fuerte. “Te hace que vivas las cosas con una alegría especial y que seas más empático, más humilde y agradecido con las cosas que te rodean”.
Mientras que su abuelo Jaime Araya afirma que su nieta es una joven que le gusta aprender. Él lo vive cuando le imparte las clases de piano, momentos que lo llenan de felicidad, por la gran capacidad que tiene su nieta para aprender, memorizar y ejecutar las notas con destreza.
En ayuda de los más vulnerables
La ministra del MIDES, María Inés Castillo, asegura que las personas como Estrella son únicas e irrepetibles. También destaca que tienen derecho a una participación significativa en la sociedad y a ser incluidas en todas las áreas del desarrollo social, económico y cultural del país.
Actualmente, más de 19 mil panameños y panameñas con discapacidad severa reciben el apoyo del programa Ángel Guardián. De este total, 2,040 son beneficiarios con Síndrome de Down.
Ángel Guardián es un programa dirigido a personas con discapacidad severa en condición de dependencia y pobreza extrema, con la finalidad de promover, proteger y asegurar, en igualdad de condiciones, el pleno goce de los derechos humanos y libertades fundamentales, garantizando el respeto a su dignidad inherente, y de procurar que puedan acceder a su desarrollo integral como resultado del desarrollo de políticas sociales.