AMBIENTE

Te contamos de la actualidad en temas ambientales, lo que deben saber los amantes de la naturaleza aquí lo tenemos.

Científicos Panameños lideran investigaciones clave en estuarios y manglares de América Latina

Panamá reafirma su liderazgo en la investigación científica de ecosistemas costeros con el inicio de dos propuestas ganadoras presentadas a través de Coiba AIP, que buscan profundizar el entendimiento y la conservación de los manglares y estuarios en América Latina. La primera propuesta, titulada “Identificación de variables ambientales y servicios ecosistémicos como medida de la sostenibilidad de dos zonas de manglares y estuarios de América Latina”, reúne a destacados investigadores de Uruguay, Brasil y Panamá. Entre los representantes de COIBA AIP se encuentran el Dr. Joel Sánchez, la Dra. Eloísa Lasso, el Dr Eric Flores y el investigador principal, Dr. Edgardo Díaz-Ferguson. Este proyecto, financiado por el Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global (IAI) y la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo (FAPESP) de Brasil, busca identificar factores ambientales críticos y los servicios que estos ecosistemas proporcionan para medir su sostenibilidad. Además, los mismos investigadores obtuvieron financiamiento en la convocatoria de I+D para el desarrollo sostenible con la propuesta titulada “Biodiversidad, conectividad y calidad ambiental como bases científicas para el desarrollo sostenible y la conservación de las zonas estuarinas: hacia un Plan Nacional para la Conservación de Estuarios de Panamá”.Ambos proyectos destacan por su enfoque multidisciplinario y transdisciplinario, integrando ciencia, conocimiento tradicional y la participación activa de las comunidades locales. Estas iniciativas tienen como objetivo generar acciones concretas para abordar los desafíos complejos que enfrentan estos ecosistemas y promover una gobernanza inclusiva que involucre a todos los actores en la toma de decisiones para el uso sostenible de los recursos estuarinos. COIBA AIP, una institución comprometida con la investigación y la conservación, continúa trabajando para fortalecer la base científica necesaria para proteger estos ecosistemas esenciales, fundamentales para la biodiversidad y el bienestar humano en América Latina y el mundo.

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Panamá lidera la región con la instalación de la primera boya oceanográfica para el estudio y conservación de diversidad marina.

Panamá reafirma su compromiso con la conservación y el monitoreo ambiental al convertirse en el primer país del Pacífico insular centroamericano en instalar una boya oceanográfica en las aguas del Parque Nacional Coiba, patrimonio mundial de la humanidad. Este hito fue logrado a través de la Estación Científica Coiba AIP, marcando un avance significativo en el estudio de las ciencias marinas y la protección de la biodiversidad.La boya, equipada con tecnología de vanguardia, cuenta con dos sondas multiparamétricas capaces de medir hasta 20 variables ambientales, incluyendo temperatura, salinidad, concentración de oxígeno, pH, clorofila A y velocidad del sonido. Estos datos permitirán analizar en tiempo real las interacciones entre el océano y la atmósfera, identificar patrones espaciales y temporales, y monitorear fenómenos asociados al cambio climático y procesos oceanográficos. El Dr. Edgardo Díaz Ferguson, director ejecutivo de Coiba AIP, destacó el impacto internacional de esta iniciativa “Panamá se posiciona como líder regional en el estudio de las ciencias marinas. Este avance fortalece nuestras capacidades locales y permite la toma de decisiones basadas en evidencia científica, esenciales para enfrentar los desafíos del decenio de las ciencias oceánicas establecido por la UNESCO (2021-2030).”La boya complementa la información recopilada por la estación meteorológica que monitorea variables como temperatura, humedad, radiación solar, viento, presión y precipitación. En conjunto, ambos instrumentos ofrecen una visión integral de los ecosistemas del Parque Nacional Coiba y su zona especial de protección marina, así como de áreas conexas como el corredor marino del Pacífico Este Tropical, que abarca islas de Costa Rica, Colombia y Ecuador.Desde 2019, el Plan Estratégico de la Estación Científica Coiba AIP financiada por SENACYT ha priorizado el monitoreo de biodiversidad marina, incluyendo especies clave como el zooplancton, corales, moluscos y peces, además de ecosistemas críticos como manglares y algas calcáreas. Este esfuerzo fortalece la investigación marina y contribuye al cumplimiento de los retos ambientales del país. Un paso hacia el futuroLa instalación de esta boya no solo es un logro tecnológico y científico, sino también un paso clave para la conservación de la biodiversidad y la adaptación a los efectos del cambio climático. La información generada será fundamental para la implementación de políticas públicas orientadas a la sostenibilidad, la prevención de desastres y la protección de ecosistemas marinos y terrestres.La boya permite obtener parámetros ambientales en tiempo real ya que cuenta con una estación meteorológica modelo Maximet GX501, que recopila datos mientras está en la superficie del océano, como: temperatura, humedad, radiación solar, velocidad y dirección del viento, presión barométrica y precipitación. Asimismo, está equipada con dos sondas multiparamétricas de la marca NKE, modelo WiMo Plus, diseñadas para medir hasta 20 parámetros de profundidad.La ubicación estratégica de estas sondas, una en la superficie y otra a profundidad permite realizar comparaciones entre diferentes niveles de la columna de agua, conocer las interacciones océano-atmósfera y relacionar oscilaciones en parámetros físicos, químicos y biológicos como la clorofila con cambios en la estructura de la comunidad y su diversidad temporal.Finalmente, la boya cuenta con correntómetro modelo Aquadopp que proporciona datos precisos sobre velocidad y dirección de la corriente. La transmisión de los datos capturados se realiza en tiempo real ya que cuenta con un sistema que permite transmitir los datos en tiempo real mediante señal UHF Radio a una estación en tierra. Desde allí, la información se envía a un servidor por internet, haciendo posible su acceso desde cualquier parte del mundo.Los datos recopilados además de caracterizar masas de agua por velocidad, características, permite ver su relación con datos atmosféricos y establecer patrones espaciales y temporales de variables física, químicas y ambientales que nos permitan monitorear la emergencia climática existente y determinar datos extremos o indicadores de procesos oceanográficos utilizando como zona modelo el Parque Nacional Coiba. Panamá consolida así su posición como líder en investigación marina en América Latina, reafirmando su compromiso con la preservación del Parque Nacional Coiba y la promoción de la ciencia como motor para el desarrollo sostenible.

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Comportamiento de las tortugas baulas: ¿Quedarse cerca de casa o cruzar el océano?

Un nuevo estudio encuentra que las tortugas baulas tienden a migrar en lugar de buscar alimento cuando los niveles de clorofila, productividad primaria y temperatura de la superficie del mar son más bajos. Las tortugas laúd o tortugas baulas son superlativos de la natación: son más grandes, más viejas, se sumergen más profundamente y migran más lejos que cualquier otra tortuga marina. Los investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales etiquetaron a 30 tortugas y rastrearon sus movimientos durante tres años para revelar vínculos entre las condiciones ambientales, la migración y los comportamientos de búsqueda de alimento. Después de que los investigadores etiquetaron a las tortugas en las zonas de anidación en la provincia panameña de Bocas del Toro, el 55% se desplazó hacia el norte, hacia Canadá y el Reino Unido, probablemente siguiendo a las presas estacionales hacia aguas más frías. El resto (45%) permaneció en el Golfo de México y Florida, un punto de alimentación de tortugas marinas bien establecido. Una vez que los investigadores descubrieron dónde pasaban el tiempo las tortugas, se centraron en cómo estas tortugas pasaban su tiempo. Utilizando algoritmos y modelos existentes que comparaban la ubicación, la velocidad y la dirección de las tortugas, el equipo preguntó si las tortugas estaban buscando comida o migrando en un momento dado. Descubrieron que las tortugas baulas pasaban un poco más de la mitad de su tiempo buscando alimento (52.5%), y el 47.5% restante de su tiempo migrando. Utilizando datos ambientales de sensores remotos, los investigadores compararon cada punto en los mapas de migración con cinco variables ambientales: clorofila, productividad, temperatura de la superficie del mar, corrientes marinas y presencia de remolinos. Luego preguntaron si las diferencias en cada uno hacían más probable que las tortugas baulas cambiaran su comportamiento entre la alimentación y la migración. Descubrieron que las tortugas tienden a buscar más alimento cuando la clorofila, la productividad primaria (básicamente, el nivel de fotosíntesis) y la temperatura de la superficie del mar eran más altas, mientras que las tortugas migraban más cuando estos niveles eran más bajos. De los cinco factores considerados, la clorofila fue el predictor más significativo del comportamiento de búsqueda de alimento. La productividad también fue un predictor significativo del comportamiento de búsqueda de alimento, pero solo marginalmente. La presencia de clorofila y otros nutrientes en el agua puede ser un indicador de que las medusas, uno de los alimentos favoritos de las tortugas, son abundantes. «Usamos la clorofila y la productividad para predecir posibles floraciones de medusas, que son el verdadero alimento de las tortugas», dijo Héctor Guzmán, autor principal del estudio y biólogo marino del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI). La temperatura de la superficie del mar, las corrientes y los remolinos pueden afectar la disponibilidad de alimento para tortugas. Cuando las tortugas se encontraron en remolinos, el 69% de ellas decidió buscar comida mientras que el resto migró, lo que indica que las tortugas baulas probablemente explotan los remolinos para encontrar comida. Rocío Estévez, coautora del estudio e investigadora becaria en STRI, se sorprendió cuando los análisis no mostraron una relación significativa entre la temperatura de la superficie del mar y el comportamiento de las tortugas baulas. «Cuando descubrimos que la temperatura de la superficie del mar no se correlacionaba con el comportamiento animal, reconsideramos el impacto de la temperatura en la actividad de las especies marinas y observamos otros factores ambientales que podrían ser más importantes en la configuración del comportamiento». Sin embargo, después de profundizar en el comportamiento de una tortuga específica (tortuga 486), encontraron una relación positiva entre la búsqueda de alimento de una tortuga y las temperaturas más bajas de la superficie del mar. «Al centrarnos en un solo animal, descubrimos patrones de comportamiento únicos que conjuntos de datos más extensos podrían pasar por alto, como estrategias específicas de búsqueda de alimento, preferencias de hábitat y respuestas a condiciones temporales», señaló. A través de este estudio, los autores vieron que los factores oceanográficos influyen en las rutas migratorias de las tortugas baulas adultas que migran desde Panamá, ya sea dando forma directamente a sus patrones de movimiento o cambiando la distribución de su alimento. Teniendo en cuenta los impactos inciertos del cambio climático en la dinámica física y ecológica del océano, el calentamiento de las temperaturas globales puede conducir a la expansión hacia el norte de las áreas de alto uso de las tortugas baulas a medida que siguen a sus presas hacia aguas más frías. Sin embargo, la predicción es compleja y tiene en cuenta diferentes factores físicos y ecológicos. Los datos satelitales de este estudio mostraron que estas 30 tortugas originarias de una colonia en Bocas del Toro, Panamá, pasaron por las zonas económicas exclusivas de 26 países, así como por aguas internacionales. «Las extensas rutas migratorias de estas tortugas, que atraviesan aguas internacionales y nacionales, ponen de manifiesto las complejidades de la conservación transfronteriza y la necesidad de compartir datos y metodologías de investigación», escriben los autores. «El ciclo de vida de las tortugas baulas es un viaje desalentador. Recorren miles de kilómetros anuales para reproducirse y alimentarse», enfatiza Guzmán. Las tortugas baulas están catalogadas como «Vulnerables» por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) debido a los cambios causados por el hombre. «Nuestra investigación revela que migran a dos áreas cruciales del Caribe y el Atlántico nororiental. Su comportamiento migratorio de alto riesgo expone constantemente a esta población de tortugas baulas al peligro de las redes de pesca, las colisiones con embarcaciones, la contaminación y, lo que es más importante, la caza y la captura ilegal de huevos en el sitio de anidación. Durante el marcaje de estas extraordinarias criaturas, fuimos testigos de su vulnerabilidad, ya que las actividades ilegales seguían amenazándolas». Los autores señalan las Áreas Marinas Protegidas para ayudar a reducir el conflicto en curso entre las tortugas baulas y los humanos. Estos resultados ponen de relieve el «enfoque holístico» necesario para comprender los impactos del calentamiento climático en

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Comunidad de Bijagual en Antón protegen la tortuga Golfina

En Antón se sembarron huevos y se liberaraon 50 neonatos de tortuga Golfina (Lepidochelys olivácea) en la playa Juan Hombrón. Esta acción se desarrolló en colaboración entre MiAmbiente y Federico Berdores, residente en la comunidad de Bijagual, quien se encarga de custodiar a esta especie de tortuga y sus huevos, indicando que encontró los huevos expuestos a los depredadores en la playa de Los Azules y decidió cuidarlos. Berdores, compartió su experiencia y conocimientos, destacando la importancia de la conservación y el papel que cada individuo, puede desempeñar. La comunidad de Bijagual mostró un gran entusiasmo y compromiso, demostrando que la conservación de la biodiversidad es una responsabilidad compartida. La tortuga Golfina (Lepidochelys olivácea) es la más pequeña de las tortugas marinas, puede medir hasta 70 cm y pesar alrededor de 40 kilos. Se distribuye por la mayor parte de los mares tropicales del mundo y de adultos presentan un color verde olivo. El caparazón tiene forma de corazón o redondeado. Esta especie ha sido clasificada como especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), organismo de la cual Panamá forma parte.

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30 nuevos guardaparques adquieren el compromiso de conserva y proteger los recursos naturales

El Ministerio de Ambiente (MiAMBIENTE) y el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADEH) celebraron la culminación del segundo curso de capacitación para guardaparques en el Parque Nacional Camino de Cruces. Un total de 30 participantes completaron con éxito esta formación intensiva, que significa un paso importante en la preparación de estos protectores de los recursos naturales del país. Este curso intensivo, incluyó actividades de campo, patrullaje, técnicas de supervivencia en selva, conocimientos sobre legislación ambiental y estudio de la biodiversidad de los parques nacionales de Panamá. Luis Puleio, director del curso de guardaparques de MiAMBIENTE, resaltó la importancia de formar nuevos profesionales, para atender las necesidades de conservación en las áreas protegidas, indicando que “este curso fue especial, porque contó con la participación de mujeres, quienes aportaron una perspectiva renovadora a la dinámica del grupo”. Oscar Vallarino, ministro de Ambiente encargado, dirigió un emotivo mensaje a los recién graduados, alentándolos a ver esta labor no solo como un trabajo, sino como un compromiso con el país, “ustedes son personas privilegiadas por dedicarse a proteger nuestros recursos naturales, una misión que hoy en día es más crítica que nunca. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad avanzan rápidamente; es por eso que la labor que inician hoy y ese compromiso con el ambiente, marcarán la diferencia dentro de nuestras áreas protegidas”. Por su parte, Aubrey Dawkins, secretario general del INADEH, destacó la preparación recibida por los participantes y su futura contribución al cuidado de los recursos naturales, donde mencionó que “este grupo de jóvenes realizará un trabajo fundamental para la preservación de nuestros parques, los cuales representan uno de los mayores tesoros de todos los panameños. La formación que han recibido será aplicada para proteger este gran patrimonio natural”. Gia Gordón que cuenta con 21 años de edad, procedente de la comunidad de San Judas en Colón, y Naysuri Araujo con 23 años de edad, de la comunidad de Cacique en Portobelo, son parte de las jóvenes graduadas de esta promoción que sobresalen por su gran compromiso ambiental, quienes compartieron ante los presentes, los retos enfrentados durante el curso, como las largas caminatas y el entrenamiento físico, “fue un desafío, pero estamos orgullosas de haberlo logrado”, comentó Araujo, quien también instó a otras jóvenes a unirse a futuros cursos para adquirir esta valiosa experiencia en el ámbito ambiental. El próximo curso de formación iniciará el 11 de noviembre en el Parque Nacional Coiba, con la participación de 35 nuevos aspirantes, reafirmando el compromiso de Panamá con la protección y conservación de sus recursos naturales.

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