Antonio Araúz Imbert: Arte y música con libertad y sentido humano

Raúl Rubio Guardia
Periodista y escritor
Especial para www.lobuenosedice.com

Antonio Araúz Imbert. Nacido en Panamá.
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Panamá.

Con múltiples exposiciones individuales y más de 100 exposiciones colectivas.

Su obra se ha subastado en grande eventos, tanto a nivel nacional como internacional.
Ha ganado premios en pintura, escultura y música

Desde los 12 años, Antonio Araúz Imbert estuvo ligado al arte. De igual forma, aprendió mucho sobre la historia de Panamá, de la mano de su tía, la recordada profesora y antropóloga Reina Cristina Torres Pérez de Araúz, quien lo llevó a recorrer todos los caminos relacionados con los hechos que se dieron en la formación de la república de Panamá en sus diferentes aspectos: sociales, demográficos, etc.

Este músico y pintor, licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Panamá (UP), proviene de una familia de grandes pintores, inspiradores a la hora de la creación de sus cuadros, los cuales plasman diferentes temas, como la flora y la fauna de Panamá.

Araúz Imbert está convencido de que se puede ser artista en Panamá, pero incluyendo una buena dosis de honestidad creadora y creativa. En esta entrevista, Tonito (como le llaman sus familiares y amigos), nos habla sobre su carrera musical y artística, en la que ha cosechado grandes éxitos en otras latitudes del mundo.

1-¿Cuándo descubriste tu vocación de músico?
―Hacia los 12 años, pero entré en el conservatorio a los 16, y mi profesor fue José Tata Pinto, saxofonista de Benny Moré.

2-¿Qué significa para ti el arte?
―Libertad. El arte es una característica que distingue a la especie humana sobre las demás. Y, como siempre digo: nada tan humano como el arte; el arte es la metafísica de la matemática; el arte es un viaje «pa dentro, no pa fuera».

3-¿Qué te motivó a dedicarte al arte?
―Pienso que la fuerza de la genética. ¡Es que somos genética y entorno, y de eso nadie se escapa!
En mi familia hay grandes músicos y pintores, como Guillo Pérez, Yoryi Morel y Thimo Pimentel Imbert, que son grandes maestros de la plástica en República Dominicana, pero no quiero dejar de mencionar a mi tía Reina Torres de Araúz, quien me vinculó al arte y a la historia a temprana edad.

4-¿Qué es lo que más disfrutas de ser artista?
―Tener la posibilidad creadora; disponer de mi tiempo y dedicarlo a lo que amo, el arte.

5-¿En qué temas te inspiras para pintar y componer?
―En la flora, la fauna y el paisaje urbano y rural de Panamá, incluyendo la torre de Panamá la Vieja. No negaré que dentro de mi iconografía está plasmada mi vida privada e íntima, o sea, la intrahistoria, ¡pero de eso no hablo! Ja, ja, ja.

6-¿A quién o quiénes admiras de los pintores tanto nacionales como extranjeros?
―¡La lista es larga!
Del «extranjero», y lo pongo entre comillas porque con ellos compartimos un mismo ADN cultural e histórico, me refiero a Goya, Velázquez, Zurbarán, El Greco y Murillo, y a Miguel de Cervantes, que no es pintor, ¡pero nadie dibujó como él!

7-¿Qué es lo más difícil de ser artista?
―¡Ser artista! Para ser artista se necesita una gran dosis de honestidad creadora y creativa.
Yo soy músico y pintor y, a través de esos dos mundos unidos por la matemática, llevo el pan a la mesa, y gracias a Dios nunca me ha faltado. ¡Amén!

8-¿Con el nuevo Ministerio de Cultura, ¿crees tú que hay ahora mucho más apoyo hacia el artista, independientemente de a lo que se dedique: músico, escritor, bailarín, etc.?
―Quiero creer que sí, pero no lo sé.

9- ¿Cuál ha sido el momento más emotivo que recuerdes en tu carrera?
―Hay varios: cuando gané el Premio a la Excelencia Musical en México. Cuando mi CD Sonidos del alma fue nominado a Disco del Año en México, y cuando gané los premios de pintura y escultura en Panamá.

10-¿Se puede vivir de ser artista en Panamá?
―Sí.

11-¿Cómo te percibes dentro de unos años en tu carrera musical?
―Tocando, pintando y muy cerca de la historia.

12- Un mensaje a los jóvenes y a todas aquellas personas que desean dedicarse al arte
―Que estudien, que sean artísticamente honestos y, si pueden ir a la universidad, ¡mejor!